El amante arrepentido

Reconozco que soy un poco dejado, que no he sido puntual con las revisiones, que siempre vamos con prisa a todos lados y nunca puedes ver nada con tranquilidad.

 

Sé que soy muy desordenado, que acumulo botellas de plástico, papeles o restos de comida por todos tus rincones y que conoces la naturaleza de esas manchas blancas que decoran la tapicería del asiento trasero.

 

Que no es digno de ti el aceite del Carrefour, que no te gustan esos adornos de luces azules parpadeantes que he colgado por todas partes, que podría tocarte con más suavidad y no dar portazos o tener algún detalle de vez en cuando. Tampoco pongo en duda, creeme, que haya mejores gasolinas que la de 95 octanos.

 

Resumiendo, sé que mereces algo mejor, por eso estoy dispuesto a cambiar y tal vez podamos empezar de nuevo por otras carreteras a perseguir nuevos horizontes. Sin ti soy un hombre que no existe en un mundo lleno de peligros, pero no puedo seguirte a pie, lo sabes, como sabes que soy un firme detractor del plan renove, así que mírame aquí solo y sin consuelo gritándole con desesperación a mi reloj “Kitt te necesito”.

 

Debon es un explotador, siempre tiene leoninas misiones preparadas y mientras quemo tus neumáticos persiguiendo a los malos él se “mata” jugando al billar y a las cartas. Yo tampoco he entendido nunca porque hay que subirse al camión en marcha como si fuéramos proscritos, ni porqué no nos pagan el kilometraje de acuerdo a tus 16 válvulas y 3000 CC de cilindrada; para más INRI, Debon ha despedido a las chicas y ese nuevo mecánico ecuatoriano me inspira poca confianza.

 

Y ahora que no estás conduzco un Ford fiesta de renting con menos capacidad verbal que la duquesa de Alba. El ruido de un motor diesel no es comparable al zumbido de tu potente motor de gasolina y de las luces de tu capó. Mis ojos se humedecen cuando miro al salpicadero buscando esas tres rayas de luz y no encuentro nada.

 

Recuerdo entonces tu afición de asustar a los curiosos hablándoles airado, con brusquedad, para que consideraran apoyarse en otra carrocería que no fuera la tuya. Recuerdo también cuando tú abrías la puerta a mi orden y las chicas se metían, por ellas mismas, a presión, dándose tirones de pelo para ocupar uno de los asientos de tu glamouroso interior de cuero mientras se gritaban dulcemente las unas a las otras ¡Guarra yo lo vi primero! En aquellos días no necesitaba esas pastillas azules solo el zumbido del motor las hacía mojarse a ellas y a mi me la ponía dura.

 

Así que si vuelves te prometo lavados a mano, un garaje de dos plazas para ti solo, no apurar las marchas, llevarte al acantilado para ver amanecer escuchando baladas de Aerosmith y dejarte ir a esas carreras ilegales en Málaga que tanto te gustan.

 

Se acabaron los acelerones en frío y el agua del grifo para el radiador, arrastrar las ruedas sin motivo, los trompos, los resaltos a 90, el ambientador de Mercadona…Pero por favor, mírame de rodillas, humillado y suplicándote… ¡Por favor, vuelve Kitt, te necesito!

 

nueve

 

foto de Jez92

 

 

 foto de Jez92